SEMANA 18 DE 52, SEGÚN SINDEL

 ECOS QUE HACEN HISTORIA

 Queridos blogueros y comentaristas de “Reflexions en veu alta”: No se si en vuestros libros de historia figurará un episodio muy especial que ocurrió en Catalunya y que se ha dado siempre como cierto.
Corría el año mil ochocientos y pico cuando se acercaban a Barcelona las tropas francesas. Por lo visto se trataba de una escuadra que iba por delante a explorar el terreno. Un pastorcillo que vivía  en el Bruch, (población que esta al pié del macizo de Montserrat) guardando un rebaño, desde un rincón de la montaña, y buscando pastos por donde no los habia, tomó posición de unos que había  en un campo mas alto. Y desde allí pudo observar las maniobras de los franceses. Adivinando sus intenciones, se le ocurrió la siguiente idea. Bajó en  tres zancadas a lo mas hondo del valle, y empezó a tocar el tambor que siempre llevaba consigo, y lo atizó con tal ímpetu, que se oía como el estruendo de un ejercito numeroso gracias al eco de las escarpadas montañas y el continuo repiqueteo que no paraba ni un momento. Igual que si hubiera un ejército esperándoles al otro lado. Tal fue pánico que les entró,  que tocaron retirada y los catalanes se libraron de una y buena en aquella ocasión. Y todo gracias  un niño muy despierto valiente y  al eco de su tambor. El arrojo y coraje de este chico la fue reconocido con un monumento, que se puede ver pasando por la Carretera Nacional-2, a su paso por el término del citado pueblo.