(Continuación)
Fue cayendo la noche, y todos los amigos, los que protestaban y los curiosos y uno a uno entre palabras amables y buenos deseos, fueron despareciendo. Y allí envueltos entre un montón de mantas, quedaron solos y desamparados.Y entonces ocurrió. Paró un coche patrulla del Ayuntamiento, y les invitó a entrar en el vehículo, sin llevarse nada de lo que estaba tirado. Después de atravesar algunas calles, sin preguntar ni protestar, el coche se detuvo delante de un edificio de un barrio nuevo que ellos ni conocían. Como corderitos que llevan al matadero, siguieron a los guardias ,mansamente. El que iba por delante se detuvo, al rato, ante una puerta del tercer piso. Sacó unas llaves muy relucientes, y les dijo como el que recita un verso, y entregándoles un sobre que había dentro de la carpeta negra que traía consigo; Señores tengo el gozo de hacerles un esta entrega en nombre de un benefactor de la ciudad, que ha querido permanecer en el anonimato. Aquí esta todo a punto para recibirles.Este es su nuevo hogar, dijo, Y les hizo entrega de aquel documento que era el título de propiedad, de la vivienda. Dicho esto salieron los dos compañeros, subiendo al ascensor,que no se había movido del rellano, y se perdieron en la noche.
Marido y mujer cogieron, los papeles mientras veían alejarse en dirección descendente a los dos guardias. No supieron reaccionar. Ni pensar .Estaban tan sorprendidos que no acertaron a preguntar, ni el como ni el porqué. Daban vueltas por la casa como unos posesos, riendo y gritando con cada cosa nueva que descubrían..Porque para nada, se podían pensar en un solución, tan maravillosa. Al día siguiente a primera hora irían al Ayuntamiento, a hablar con el alcalde para agradecerle tan enorme favor, y ponerse a su disposición, para lo que gustara.
El conserje de la Casa de la Villa , les dijo al pedir estos por su jefe, que no llegaba al despacho, nunca antes de las once. Esperaron al que llegara, y como no lo conocían, le dijeron al conserje que les avisara..
El hombre así lo hizo, y ellos henchidos de un amor y un agradecimiento sin límites, corrieron hacia su persona, dándole las gracias por su supuesta intervención en el asunto. La mirada de extrañeza del hombre, enseguida les hizo entender que, el Consistorio no tenia nada que ver con el hecho. Se dirigieron a la parroquia, Seguro que el párroco sabría algo, pero al explicarle lo ocurrido, el buen hombre puso una mirada de perplejidad que no pudo disimular. El mismo dijo, les acompañaría al centro de Cáritas que les pillaba cerca. Lo mas seguro, pensaba, seria obra suya.
El niño, no paraba de pedir ir a su casa donde sus nuevos juguetes le estaban esperando. y empezaba a lloriquear y a ponerse nervioso.
La madre empezaba a creer en lo increible, y el padre andaba rápido porque quería salir de dudas y esclarecer los hachos. Efectivamente el Centro de distribución de Cáritas y las oficinas, estaban a dos pasos . Entraron los cuatro. Una mujer de mediana edad les atendió muy amablemente. Se dirigió primero al cura pensando que se trataba de un caso muy urgente, al ir él en persona.
El párroco, fue el primero que habló, y dio por supuesto que serian ellos autores directos de tan excepcional regalo. Cuando la directora del centro les dijo que en Cáritas no disponían de un solo euro y mucho menos para hacer una donación de tamaña envergadura, se miraron el uno al otro, sin saber que decir ni que pensar. Volvieron cada un a su casa, y decidieron mirar bien los papeles que les entregaron, para encontrar allí una explicación convincente; pero todo cuadraba a la perfección. No había dudas,toda su afiliación estaba correcta, y el título de la propiedad, estaba fechado el mismo día del desalojo.
Llegaron a la conclusión, que se había producido un fenómeno extraordinario, de aquellos que ocurren, según dicen los creyentes, y que los trae el espíritu de la Navidad. Otra vez un milagro se había producido, en el corazón de un hogar pobre, marcado por la tragedia y la desesperanza.