EL RELOJ Y LA PUNTUALIDAD

  EL RELOJ Y LA PUNTUALIDAD.
    

Helmut iba tranquilo hacia la estación del ferrocarril que tomaba todos los dias para ir al trabajo. Aparcó su bicicleta entere las mil  una que habia en el aparcamiento, que habian dispuesto para tal fín. El hombre
 que dirigia una pequeña empresa de tapones de corcho, y que repetía todos los días desde hacia veinticinco años aquel trayecto. Helmut era un hombre ordenado, justo y siempre salía de casa a las -25. Saca sus guantes de ciclista su casco de  ciclista los pone dentro de la cesta, la misma que su Mujer Odile, utiliza para hacer la compra, los sábados y la cierra con un candado,
Baja las escaleras de dos en dos y se extraña de ver tan poca gente en las calles cercanas a la vía. Conviene estar muy poco tiempo para entrar y salir de los vagones y es por esto que los viajeros se acercan tanto. a las vías.
l hombre miraba para un lado y para otro, pero no veía a nadie conocido. Và a hasta la oficina de la estación. El empleado que se acordaba de el levantó de su silla y al verle venir le grita.
  —  Sr. Helmut, sr. Helmut!!!, el tren que toma Vd todos los días ha pasado ya. Hoy venia a menos 18.
  —  Ha habido algún percance,  ha pasado algo grave?
  —  No lo creo Sr. Me habría enterado. El viajero cogió una tarjeta que había encima del mostrador y se despidió cortesmente. Esperó el siguente convoy, pero le dio tiempo,de escribir una queja  y echarla al buzón de la misma estación
Aparentemente, todo seguia igual. Pero los 15 días le llegó una carta, al jefe de la estación con una bronca y la obligación de pedir perdón al Sr. Helmut, por su despiste al no avisar, que iban a deshora, por lo tanto tenia que haber esperado aquel minuto a tren parado. Luego le dijo que el viajero tenia el tren gratis hasta el siguiente año.