Helados de chocolate y vainilla.
Toñita bajaba las escaleras de la calle de su casa, de dos en dos, que la llevarían a la plazoleta del chocolatero. Este lugar se llamaba así, porque desde hacía varios años, se estableció en una de su esquinas, un churrero que se llamaba Damián, y que preparaba unos churros con chocolate deliciosos. El hombre se especializó en esto y era conocido en toda la comarca, y hasta por las fiestas patronales que eran por S.Juan, aún se los pedían. A pesar del calor. Tal era su exquisito gusto y textura. Toñita aquel día iba a comprarse uno pero oh! sorpresa: La churrería se había convertido en un puesto de helados moderno y brillante por los focos y la limpieza extrema, donde atendía un joven de unos veinte y pocos años. alto guapo, y simpático, que en su placa ponía: “Damián junior”. con su visera puesta y su habilidad manual, despachaba tantos helados,que también a él, el negocio le sonrió.
Desde aquel día, todos los vecinos del barrio, comenzaron a saborear los helados de Chocolate y de diez gustos más. Eran igual de sabrosos que el chocolate del viejo Damián, que sin duda algo había tenido que ver con el sabor tan peculiar de este producto, cuando salía de sus pucheros.
Toñita bajaba las escaleras de la calle de su casa, de dos en dos, que la llevarían a la plazoleta del chocolatero. Este lugar se llamaba así, porque desde hacía varios años, se estableció en una de su esquinas, un churrero que se llamaba Damián, y que preparaba unos churros con chocolate deliciosos. El hombre se especializó en esto y era conocido en toda la comarca, y hasta por las fiestas patronales que eran por S.Juan, aún se los pedían. A pesar del calor. Tal era su exquisito gusto y textura. Toñita aquel día iba a comprarse uno pero oh! sorpresa: La churrería se había convertido en un puesto de helados moderno y brillante por los focos y la limpieza extrema, donde atendía un joven de unos veinte y pocos años. alto guapo, y simpático, que en su placa ponía: “Damián junior”. con su visera puesta y su habilidad manual, despachaba tantos helados,que también a él, el negocio le sonrió.
Desde aquel día, todos los vecinos del barrio, comenzaron a saborear los helados de Chocolate y de diez gustos más. Eran igual de sabrosos que el chocolate del viejo Damián, que sin duda algo había tenido que ver con el sabor tan peculiar de este producto, cuando salía de sus pucheros.
12 comentaris:
Bon día , al rico helado ..sería el reclamo de Damian jr. que historias más bonitas nos dan los helados todos somos capaces acordarnos de tan suculento manjar en los días de verano y bueno hoy en día durante todo el año .
Un abrazo y feliz día con o sin helado muak
Parece que el negocio familiar iría viento en popa, pese a los cambios jejee
Un abrazo
Me gustan los churros y los helados, puedo ser clienta de los dos Damian. Abrazos
La nueva generacion con gorra...
Besos.
eso se llama reciclar un negocio.
Soy más de choco que de helado.
Un abrazo
vamos hablando de cosas dulces, bien yo personalmente prefiero los helados jajaja... me gusto el relato
Vista comercial. Esa familia seguirá siendo un referente del barrio. La calidad siempre es valorada y ese joven había heredado no solo el local sino la sabiduría de su progenitor.
Un abrazo mi querida amiga.
Hola, Montserrat
Que bonito relato. Muy ingenioso tu protagonista al iniciar en su comarca la heladeria. Y con todos esos sabores seguro éxito.
Saluditos
Que ricos los churros, me encantan, esta bien iniciar otro negocio.
Besos enormes, querida Monserrat.
Como a varias amigas yo soy más de churros y chocolate (sera porque en Banyoles nunca ha habido una churreria decente?) Pero saber cambiar de negocio no es mala idea, tienes que ofrecer aquello que mejor sabes hacer. Muy buen relato, besos.
Es interesante que la nueva generación siga con el negocio, con algunos cambios. Pero manteniendo el sabor del chocolate
Saludos
Igual disfruto yo de un buen chocolate que de un helado...buen negocio!
Un beso
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