dimecres, 17 de juny del 2020
CADA JUEVES UNA HISTORIA
Nuestra compañera Neogéminis, nos invita de nuevo a escribir sobre textos escritos por autores famosos. Yo he elegido una frase de Vicente Blasco Ibáñez que reza: "Las caras rojas barnizadas por el sol, brillaban con el reflejo de las llamas del hogar".
DE LOS TIEMPOS OLVIDADOS.
Modesto llegaba del campo de pelearse con las cabras. Tenia un rebaño pequeñito que ayudaba a proveerse de lo mínimo imprescindible que nescesitaban, para pasar los duros inviernos que por allí se daban. El y Concha, eran padres de cuatro criaturas, que entre todos ocupaban medio banco, aquel viejo asiento de ni se sabe quién y en qué siglo lo habría colocado allí, y que era el lugar preferido por todos. Cuando el padre llegaba de su trabajo, los chicos y la madre le dejaban el sitio al hombre que venia muerto de frio y además hambriento. Hasta lo gatos que dormian plácidamente debajo de los piés de los peques huian miolando espantados, como alma que lleva el diablo.
Nunca se olvidaba de dar un beso a su mujer, y a los chiquillos. Concha no tardaba en presentarse, con un plato de comida caliente con que era lo que más necesitaba.
-- Hoy he pasado un frio del demonio. A media mañana, se ha puesto a soplar un viento y lluvia que me ha calado hasta los huesos. Haber si podemos comprar un sayo nuevo, en la feria.que me hace mucha falta, este que tengo ahora está hecho añicos.-
Y yo estaria mas tranquila sabiendote bien abrigado detras del rebaño por estos mundos de Diós.
Las caras rojas barnizadas por el sol, brillaban con el reflejo de las llamas del hogar".
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19 comentaris:
acostumbrados a nuestras comodidades, lejos por suerte de aquellas carencias, hoy damos por sentado cosas que no hace mucho tiempo atrás, costaban mucho conseguir. Nos has metido de lleno en aquel ambiente de esfuerzo y necesidades. Muchas gracias por sumarte Montse. Un abrazo
Tu relato me ha recordado a las familias que vivían del campo y del ganado, como este pastor. El buen hacer de su mujer por cuidar de su marido que no pillará esos fríos allá en el campo al cuidado de su rebaño ...Me pareció lindo y tierno. Un abrazo y buen resto de semana.
El trabajo del esfuerzo y ese plato caliente que le reconforta el alma.
Hay carencias que aunque sean notorias, son arropadas por un calor que algunos con todas las comodidades nunca llegan a conocer.
Me gusto mucho.
Saluditos
Hola, cuantos días sin leerte. Nos has llevado al campo con sus diferencias, sus carencias pero con la libertad plena. Un abrazo
La precariedad y la pobreza no quitan la humanidad de este banco, y esa familia.
Muy bueno. Un abrazo
el campo, invita a la humildad, a la gente sencilla, a la sopa humeante No es si no en esas soñadas Arcadias donde los ciudadanos urbanos añoramos sus vidas sencillas, aunque sinceramente creo que son esas gentes humildes, que desconocen lo que conocemos, que no disfrutan de lo que disfrutamos los que sin dudar SI cambiarían su vida por la nuestra de seres urbanista. Un saludo cordial Montserrat
¡Qué alegría tu regreso, Montse!
¡Qué tierno, y a la vez, crudo relato el tuyo!
Abrazos y petons
¡Cuanto tiempo, Montse! me alegra verte de nuevo y has cambiado el blog. Muy bien. Una historia que recuerda a una escena de aquellas de entonces, o de alguna aldea perdida de hace años... Podría estar en cualquier película.
Una escena sencilla pero llena de cariño.
Un beso enorme.
No hay que remontarse mucho en el tiempo para saber de la escena que tan bien narras en tu relato.
Y en algún caso, no hay que andarse mucho por las ramas del árbol familiar, para encontrarse con algún Modesto.
Me ha encantado tu entrada y me ha alegrado el poder volver a leerte.
Besos.
Tu relato nos trae la frescura del campo, pero también la rudeza de vivir como labriego. Una historia que bien podría ser reflejo de la de muchos de nuestros antepasados.
Un abrazo.
Dentro de sus carencias, el cariño y cuidado sobresalen y vuelven quizás menos duro el día a día.
Un abrazo
¡¡¡HURRA!!!!!
¡Qué alegría que estés de nuevo en este mundillo de los JUeves!
Y has venido bien acompañada de esa familia montañesa que me imagino que son tan buena y sana gente como la que tú acostumbras a tratar cuando subes a la montaña. Una manera de incorporarte a la vida urbanita mandándole tu cariño a esa vida rural que es tu refugio.
Un abrazo de dimecres
Una vida pasada, pero vida tal como es, hoy día solo somos gente acomodada que no ve las cosas importantes, o por lo menos no las tenemos tan presentes como deberíamos. Muy bonito relato.
Un saludo
¡Hola, Montserrat! Cuanto tiempo sin hablarnos, ¿verdad?
Me alegra mucho encontrarte aún activa en este mundo virtual y espero que la salud y los tuyos estén bien.
Me ha gustado tu relato de los tiempos olvidados, aunque en algunas partes de este país aún se practique el pastoreo de trashumancia.
Aquí en Gran Canaria, sin ir más lejos, aún existen ganados de cabras y ovejas y pastores que las sacan al monte a pastar, y hacen las rutas de trashumancia por caminos centenarios que discurren entre barrancos y laderas.
Mi padre de joven fue pastor de cabras. Siempre nos contaba que tenía un perro al que le llamó "yatedije", por eso de vacilar cuando alguien le preguntaba por el nombre del perro.
Un abrazo grandote.
Una excelente manera de hilar la frase de la propuesta. Me ha gustado lo que nos has mostrado porque nos hace valorar más lo que tenemos. Un beso
Tu relato es un homenaje a la vida con esfuerzo...a la de antes...que hoy por hoy y gracias a Dios... no valoramos...porque lo tenemos...pero que deberíamos empezar a valorar...
Me ha gustado mucho
Un beso
LINDO Y MUY CIERTO RELATO, QUE CONLLEVA A UNA REALIDAD QUE MUCHAS VECES NOS ES AJENA Y NOS OLVIDAMOS DE ELLA
A todos mis amigos blogueros que tantos bueos momemtos me habeis regaladao, A todos sin escepción os doy las gracais, por haber obviadoo todos mis errores, y seguir comentando mis "gracias". Os quiero a todos un montón y no os Olvidaré nunca.
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