
(
Mi aportación al Concurso de Paradela, del mes de Diciembre). No se necesita mucho mas material, que éste. Existen personas que con
tan simple equipaje y su talento creativo, son capaces de imaginar y transmitir sensaciones únicas al que lo vé y lo consume, con deleite. No sabría discernir,
si es mas importante este oficio, que sabe plasmar con su imaginación,todo aquello que esté dentro de su pensamiento, y que él desee dibujar. Que será fiel, en las formas y los colores, si se trata de un objeto, que se pueda ver y que el quiera pintar.
O describir, minuciosamente, y con todo lujo de detalles, el mismo objeto, pero desde otro punto de mira: el del escritor. Ambos pertenecen al escogido grupo de bienaventurados artistas que dan y gozan ellos los primeros, del producto que acaban de crear.
Me gustaría ser pintora, para dar forma y color a toda aquello que veo, en mi día a día. Las montañas verdes o rocosas de cualquier valle. La flores de un jardín en primavera, el mar en estío, con todos sus bañistas multicolores. La fruta madura del otoño. Y poder pintar la sonrisa de mi madre, que recuerdo todos los días. La serenidad y la discreción de mi otra madre, mi suegra. Poder expresar su mirada amorosa e indulgente y pintar, la paz de un bebé dormido en su cuna de seda, mecida por todos los ángeles. Plasmar la mirada fiel de mi mejor amiga. Me gustaría poder pintar todos los soles del año desde mi ventana: los tímidos del invierno, los que son mas claros y brillantes después de la lluvia, Los cálidos y abrasadores del verano, los que están cubiertos de nubes con sus formas imposibles. Los grises cielos que nos anuncian las nieves. Los campos amarillos y ocres, antes de la recolección...la quietud del desierto, sus ondulaciones, tantos y tantos colores, que conforman el arco iris y con todas las infinitas tonalidades, resultantes de las mezclas de sus básicos.
¡¡¡Cuanto me gustaría tanto ser pintora!!!
Hay otros seres que con su inmensa imaginación, pueden traspasar los límites de las fronteras naturales, y que con su dominio de la palabra, y con estos insignificantes útiles,-el papel y el lápiz-, le otorgan licencia, para narrar con asombrosa fidelidad, toda clase de momentos mágicos, románticos y sutiles que les proporciona su increible visión de todos los paisajes humanos. Encontrar, con los ojos interiores, las sabias y exactas expresiones, y transmitirlas con pulcritud, y acierto milimétrico, se tornan tan reales, hasta el punto de hacernos creer, que están al alcance de nuestras manos, y que se pueden coger, solo con estirar los dedos, y que, si al narrador, le place, podremos degustar auténtica miel de romero, si otra vez, el autor de historias, se lo propone, podrá hacer que las sensaciones huelan, y que el verlas, por obra y gracia de este encantador de palabras, se cogen y se acarician: que es capaz de insuflar vida, a cualquier objeto inerte, y hacer delante de nuestros atónitos ojos, que cante, que baile, que se muera de dolor, o que experimente, un orgasmo, el mas placentero y nunca imaginado. Que oficio mas grato¡
¡¡¡ Como me gustaría ser escritora!!!
Montserrat Sala Porta