dimecres, 31 d’agost del 2016

JUEVEANDO CON LAS ADIVINANZAS


                    Adivina adivinanza

         Se hace un silencio sepulcral a la sala.  Se han acabado las toses los carraspeos  los murmullos y se cierran las puertas. Nadie puede entrar ni salir de aquel recinto.Las señoras elegantísimas y enjoyadas se quedan quedan quietas como estatuas. Igual de elegantes y con cara de comer bien todos los días y de no trabajar como jornaleros del campo, los hombres esperan circunspectos y atentos a que empiece la función.
         Se apagan las luces de la platea y se abren los focos del escenario. Empiezan a entrar  por ambos lados del gran estrado un montón de personas, que se colocan en el lugar que tienen asignado. Són recibidos con entusiastas y sofocantes aplausos del público, que ellos agradecen bajando la cabeza a modo de saludo.         Todos muy corteses y refinados. Llama la atención la uniformidad de los vestuarios muy oscuros que hacen brillar aun más los oropeles del decorado
        Las numerosas cámaras de televisión empiezan a rodar, porque el evento se retransmite vía satélite y en directo por todo el mundo. Fuera en la calle la nieve se va posando encima de los tejados balconeras y automóviles. Los árboles soportarán  mientras puedan  el peso del manto blanco los envuelva.
     
     ¿En que país estamos y que es lo que vamos  ver?

dimarts, 30 d’agost del 2016

CONTANDO LAS SEMANA ·(35 de 52)

No más mentiras. 
¿Que no me mientes dices?
 ¿acaso alegas que no es verdad?
cuando con mis propios ojos,
¿he visto, la más cruel realidad?

Te crees muy hombre por ello,
y vas diciendo por ahi,
que ni me quieres ni me buscas.
Es para cortare el cuello!!!

Que eras cínico ya lo sabia.
pero mentiroso a tant gran escala.
me ha costado de asimilar.
eres lo que no nunca quise imaginar.

No mas metiras. Ya basta.
 Hurgaré en el fondo del alma,
hasta arrancarte del pensamiento.
Te lo puedes creer: yo no miento. 




dijous, 25 d’agost del 2016

HOY ES JUEVES DE RELATOS

El personaje y sus obsesiones. (Supuesta escena nº 1)


Me contaba Julián que tenia  un vecino, de su mismo bloque, que ponia la música de su aparato reproductor a muy alto volumen a todas horas. Mi amigo por lo visto, ya le habia avisado de que molestaba  pero el indivíduo, ni caso. Pero como se le subia la mosca  a la nariz comenzó a fijarse cuando entraba y salia de casa, para ver si observaba algo extraño o tenia que avisar a la policia, sin más, Conforme iban pasando los dias, aquel tipo cambiaba de aspecto. El lo recordaba con el cabello lacio y casposo,, pantalones clásicos y americana a cuadros beiges que combinaba con diferentes camisas y sus correspondientes corbatas a juego. De  golpe y porrazo, empezó a vestir tejanos cada vez más estrechos Camisetas oscuras con unos dibiujos imposibles, y unas letras indescifrables y  para colmo se dejó creer el bigote. Adornaba con un chaleco raído y unos llaveros colgados del bolsillo posterior, todo el conjunto.
Adoptó finalmente unos andares especiales,  y si no llega a observar su lenta y progresiva metamorfosis, se lo encuentra un dia en la tienda del pán y no le reconoce. A todas estas, el hombre seguia con su música de siempre a toda marcha. Menos mal que se trataba de The Queen, con Freddy Mercury al frente y su música era divina Pero llegó Montserrtat Caballé, que acabó subiendo lo decibelios de una forma alarmante. Mi amigo Julian decidió ir a la policia, Lo denunció. Esta con dos agentes acudió rápido a llamar la atención de su ruidoso vecino.
Julián  lo vio todo.  Me dijo unos dias mas tarde, que después de llegar refuerzos de la Comisaria se lo habian llevado los policias con la  camisa de fuerza.  Porque según él se convirtió en el malogrado Freddy Mercuri. Toda la gente del barrio contempló alucinada la escena, oyó el griterío, creyendo que tenian  por vencino alguna gran celebridad que además venia del otro mundo.

dilluns, 22 d’agost del 2016

ENTRADA MÚLTIPLE

La fe y el milagro, corren juntos tras las medallas y nada los detiene.

(Tres palabras diferentes, que nos ha dejado nuestra amiga Sindel, para la 32,33 y 34, semana, pero que se pueden complementar muy bien y que yo, intentaré  con su permiso,  hacer  con ellas un post max-mix  y también añadiré el tema de las Olimpiadas que nos propone Gustavo. Todo ello al más puro estilo de Juan Carlos Celorio)). 


 Maximiliano, (Max para los amigos), e Isabel llevaban, varios años de convivència. No estaban casados, pero esperaban con gran  ilusión, hacerlo y de común acuerdo, habían decidido que sería cuando fueran padres. Primeramente consultaron a los médicos que no vieron inconveniente alguno, físico o psicológico para que fueran unos  estupendos y jóvenes papás. Pero el embarazo no se producia. Y la esperada notícia no llegaba. Pasaban los meses y nada. Agobiados , hasta lo indicible, recurrieron  a su fe en Diós, que según sus educadores religiosos ésta movía montañas.  Empezaron a rezar y rezar; a pedirle a Diós, que intercediera para que se produjera el milagro...  Y fué entonces cuando empezaron los Juegos Olímpicos, en el intrincado y oscuro mundo de los espermatozoides. En atletismo el todos tomaban la salida de golpe, y corrian los 100 mts. vallas en menos de 10 segundos. Iban tan rápidos como alma que lleva el diablo, locos por llegar los primeros a la inalcanzable meta. El honor fué para Alex y Elenita, y se llevaron todas las ovaciones y parabienes, que toda la familia les dedicó unos meses mas tarde, en aquella rumbosa boda a dos parejas

dimecres, 3 d’agost del 2016

COSAS Y CASOS DE LOS JUEVES

 

Querida Charo: he escrito algo muy diferente a lo que pedias, pero a no tengo tiempo para rectificar.
Disculpa tú y todos mis amigos jueveros. Ha sido un malentendido.

 Aquella maldita noche de Octubre
Estabas tan intranquila esa noche, que no parabas de revolverte en la cama. Intentabas dormir, pero era imposible. Encendías la luz, mirabas la hora. El tiempo no pasaba. No corrían las agujas gemías, y volvías a gemir, querías levantarte, pero tampoco te podías mover. Pasaste momentos de angustia, difíciles,realmente duros. Abrías los ojos y casi no veías, Ni la boca ni tu lengua hacían caso de tus órdenes. No podías hablar. Sólo gemir. Todo el rato igual. Y el tiempo parado, la luz encendida, y tu marido que se desvela. Intentaba ayudarte y no encontraba la forma de hacerlo. Unos masajes en la pierna derecha que tenia rampas, bien. Un masaje en las cervicales, también se agradecía. Pero tú no tenías bastante, a pesar de sus cuidados. Fue a buscarte un vaso de agua para mojarte aquella boca seca y pastosa. Pero el mal no marchaba. Insistía en quedarse instalado en la incómoda habitación, de aquella maldita noche. Finalmente, y por que tú se lo pides, llamó a urgencias, quizás hablando con un médico, sabría de algún remedio para poner fin a tu padecimiento. Pero respondieron, que por teléfono era difícil diagnosticar ninguna cosa; que había que ir para allá. Lo habían de ver. Fuiste, con el coche de casa, lleno de almohadas y con pijama. A las 2.30 de la madrugada.
Seguías sin poderte mover. Te vinieron a buscar a pie de coche con una silla de ruedas. Al momento te encontraste en el box. Amplio, moderno, aséptico. Equipado con todo lo que se hubiera menester, en una emergencia de cualquier tipo
El ordenador estaba sobre la mesa, buscaron tu expediente, lo sabían todo de ti, pero a pesar de ello te hicieron muchas preguntas.
--- ¿Cómo te llamas? ...
--- ¿Qué día de la semana estamos? ... -Y De qué año? ...
Tú te enojaste, porque parecía que te tomaban por demente, y no lo estabas en absoluto. Sólo tenías un dolor insoportable, y que ellos no entendían.
Entraban salían, salían y entraban, mil veces pero tú encima de aquel lecho duro, clavada que no te podías mover ni para rascarte la nariz. Más gemidos. No eran los únicos. Se escuchaba algún otro, un poco más abajo, al fondo del pasillo. Todo el personal sanitario estaba de fiesta. Ruidos y juerga. Parecía que hubieran avanzado el Halloween. Y tú sufriendo muchísimo. Entró una médica nueva, te preguntó algo. Volvió a salir. Sin más. Ya se hicieron las cinco de la mañana, y las seis cambiaban el turno. Nadie te hacía caso.
Mientras tu marido te seguía tocando la espalda, los brazos los pies, lo que fuera, para aliviarte de aquel dolor tan fuerte, tan punzante. Y con la tardanza y la ansiedad añadida, que después de tantas horas, se había acumulado.
Al cambio de personal, vino un enfermero, te ofrecía un Gelocatil. Le dijiste que aquello no te haria efecto que ya lo habías tomado en casa sin ningún resultado. Le habrías enviado a paseo, a él y al Gelocatil. Te faltaba algo más potente, un medicamento fuerte proporcional al daño que te estabas sufriendo. El enfermero saliendo dijo:
  —  Si mujer; si te pinchamos morfina, mañana volverás a venir otra vez !!!
Bien claro lo dijo. Entonces llegaron los llantos. Unos llantos que no podías parar. Unas lágrimas que no supiste cómo secar, que se mezclaban con los fluidos de la nariz y de no sé que más. Se pensaron que eras una drogata !!! Tú, que no sabías el sabor del alcohol, ni habías probado un cigarrillo en toda tu vida. A pesar del historial, a pesar de tu depauperado aspecto, de tus quejas. A pesar de todo, se burlaron de ti. Delante de tus narices, indecentemente, ignominiosamente, con premeditación y alevosía

dilluns, 1 d’agost del 2016

CONTAMOS LAS SEMANAS. (31 DE 52).

La acuarela


Ignacio era un joven estudiante de bellas artes, se fué a vivir a una ciudad grande. Desde tu terruño natal el arte era de lo que menos podía aprender,  ni tan siquiera  hablar de ello.  Alli sus compañeros del Instituto,  pronto dejaban los libros, y se ponian a trabajar en el campo en las obras y algunos en granjas.
Nadie hablaba de pintura, ni escultura, ni danza, ni teatro. Para ellos todas estas cosas eran gilipolleces, cosas de los niños ricos hijos de papá de casas bén. Ignacio aguantó estoicamente todas las bromas de mal gusto de todos. Y al llegar la Navidad volvió a casa, mas convencido de lo que había escogido era lo que siempre había quirido. Era lo que más le gustaba.
Po aquellas mismas fechas su padre tuvo un ataque al corazón, y lo perdieron en una semana. El joven muy triste y acongojado, volvió a la ciudad pero no para seguir la carrera, si no para despedirse de profesores, amigos y recoger todas sus pertenencias. De nuevo en el pueblo encontró trabajo de jardinero, lo que le permitió alejarse de sus compañeros,  y sus burlas. Un dia al levantar la vista de sus podas, vió una imagen tan  bella como jamás la había  soñado. Le produjo tanta impresión,que se quedó perplejo y mudo. No podía apartar los ojos de aquella aparición tan sublime y al llegar a casa cogió unos colores que mezclados entre sí y con agua, pintó a la belleza, con tanto delalle, que plasmó su alma de joven pura. Su obra fué reconocida por los entendidos, como una de las mejores acuarelas de los útimos tiempos.