
UN SUEÑO DEL PASADO QUE AÚN PERDURA
Y aún hoy o más que nunca, es una ciudad sorprendente que pervive en medio de las mas difíciles condiciones climáticas, de estructura, y de funcionamiento. No hay que olvidar que dentro de ciudad viven miles de personas, que usan transporte viven y trabajan allí. Y para el que tiene que ir a la oficina, no pude coger el coche, ni el autobús, porque está en una gran isla peatonal, con todo lo que comporta. Además todos los artículos que necesita para vivir, han de llegar de fuera, osea que todo ha de ser transportado en barcazas, en unos canales super poblados de góndolas, de motoras, y otros medios habilitados, pero que son a todas luces, deficitarios i que no se pueden incrementar, para no colapsar los canales y no provocar, que el turismo que acude allí en masa se sienta incómodo. La ciudad ademas, esta sometida, según se dice, - y yo he oído siempre-que las estructuras de los cimientos de madera, van cediendo, unos pocos cm. cada año, Pero yo creo que los italianos actuales, son igual de listos que los de la época del Renacimiento, y que sabrán solucionar, estos miedos y llevar a buen término, un efectivo remedio para amortiguar y corregir esta tendéncia, si es que no lo han hecho ya.
Porque pasearse por sus puentes, por sus callejuelas estrechas y húmedas, es placer de dioses. Acercarse al Palacio Ducal, a la Basilica de S.Marcos. Subir al Campanile, son citas obligadas. Igual que pasearse en Góndola por el Gran Canal, pisar el Puente de Rialto, de una belleza nunca lo bastante loada.
Toda Venezia, es arte. El Veronés, Tintoretto, su arte en cristales de la isla de Murano, su arte en los encajes de principios del XVIII. su Carnaval... y todos sus magníficos palacios. Una gozada, para todos los sentidos
Hoy me he extendido mas en describir casi todo lo más relevante de Venecia. pero no hay que olvidar que llegamos allí con nuestra casita de muñecas, o mejor nuestro palacio rodante. Pero es que llegar allí desde Niza en un solo dia, fué toda una proeza. Andamos mas de 700 Kms. y fué sin dudarlo el dia mas largo, que jamas repetimos. Un 10 para los chicos, que se portaron como personas adultas, antes de serlo. Le tenían ganas a Venecia, igual que nosotros, y no nos defraudó.
Una cosa menos positiva, fueron los mosquitos, que había en aquel camping de Mestre,que era el más cercano a la ciudad. Cada día tomábamos un tren hasta la orilla del Gran Canal y desde allí con el Vaporetto, nos adentrábamos en de aquel jeroglífico de puentes y calles, hasta perdernos, literalmente, dentro de sus mas íntimos rincones.
Volviendo a Mestre, recuerdo que fué donde vimos por primera vez el funcionamiento en las cajas de los supermercados el milagro de los códigos de barras, osea una cosa tan común ahora en nuestro país, pero que aquel 1981, no los conocíamos