Todas las amigas de Beatriz estaban convencidas, que era ella y no otra, la principal candidata a casarse con Julito. Joven, alto, ancho de espaldas, cabellos rubios i ojos verdes. Estaban seguras, porqué, este pollo-pera, era codiciado por las mas ricas y hermosas herederas del país. Y solo Beatriz podía meterse en campaña. Las demás chicas, no tenían posibilidades de ganarla, ni por belleza ni por posición.
Beatriz, había ganado ya las primarias, y estaba esperando que él hiciera lo mismo. Para Julito, seria mucho más fácil, porque su gallardía, y su fortuna no tenían rival. Una vez cumplidos todos los requisitos el contrato, podría consumarse.
Llego el día de la jura de la constitución, ante un gran grupo de selectos invitados, todos de chaqué y trajes largos. Cantidad de medios audiovisuales, expectantes todos, aguardaban la llegada de los miembros del poder judicial, del poder militar, y del juez que tenia que oficiar la ceremonia.
Ante el juez supremo de la nación, juraron Biblia en mano, cumplir y hace cumplir, las leyes ya establecidas, y reformar otras si viniera el caso.
Al final del acto solemne, Julito y Batriz se casaron y se besaron, entre parabienes y salvas de artillería, y fueron muy felices hasta que se convocaron nuevas elecciones generales. El pacto de legislatura había concluido.