Doña Engracia. (Primer texto)
Aquella mañana Dña. Engracia se levantó de la cama con menos dolores que de costumbre. Sería por la Primavera que había llegado como por arte de magia por aquellas tierras valencianas pletóricas de colores y de perfume de azahar. Cogió su andador que tenia pié de cama, y se puso su bata de boatiné como pudo, y se fue directa la ventana. no se atrevió a abrirla, por si su cuidadora la regañaba. Miró por detrás de los cristales hacia el horizonte por donde asomaba un sol brillante y limpio, que ella dado que poseía una lesión ocular no podía ver en todo su esplendor. A pesar de todo, se sentía contenta.
Su nieta Julia había prometido ir a verla a la hora del té, y que le traería unas pastas hechas por ella misma.
— Engracia, ¿que “te” quieres resfriar saliendo de la cama tan pronto? — Ya sabes que si te resfrías tendremos que pincharte.
Sale de la habitación y la mujer se sienta, ella sola, delante de la mesa esperando que le traigan el desayuno Y cambiarte que debes ir mojada hasta el codo.
Perdone, es que como no voy mojada no me acordaba de la ducha.
— Ay que ver, hay que ver, la paciencia que se necesitamos con todas vosotras.
Doña Engracia ni se inmuta. Se tomará la leche fría, como siempre, pero a la tarde se resarcirá con la visita de su nieta. Ella si que le traerá, un té recién hecho y las golosinas que tanto le agradan. La mañana se le pasa volando y la comida en un soplo.Hace un poco de siesta, para estar mejor cuando llegue, la chica. Pero pasan las horas y la chica que no viene. Ay! pobrecita mia que no la haya pasado algo. Duda en llamarla para no molestar. Se sienta en su sillita de mirar por la ventana,
Y piensa en voz alta; Señor! Señor que no lo hay pasado nada malo.
A vueltas con la vejez. (Segundo texto)
Hoy por desgracia está en boca de todos. Los ha traído a la actualidad, el famoso y muy cuestionado virus covid-19. El asunto llegó ahora en marzo hizo un año. Empezaron a salir noticias muy desfavorables de hechos que se producían en geriátricos, abuelos que se morían por decenas, sin saberse de qué y porqué. Y se descubrió el pastel. Y este dulce envenenado hizo salir a la luz la cruda realidad final: que existen familias que abandonan a sus viejecitos en pensiones para gente de la 3ª edad y no se preocupaban mas de ellos. Los aparcan en estos centros, hasta que madre Naturaleza o algún celador compasivo, les manda directamente, allá de donde no se regresa jamás.
Cada vez que leo una noticia así, me suben los colores, y una indignación tan grande que puede con mi estado de ánimo, y me hace odiar a todos los que se enriquecen con los dineros de los indefensos viejos y viejas. Una vez que han salido a la luz unos cuantos
escándalos, si buscamos el origen de semejantes fechorías, descubrimos con asombro, que mercadean por aquí compañías francesas que són las auténticas propietarias de las explotadoras del pingüe negocio que les reportan, estas pseudo clínicas para ancianos. (algunas de mucho lujo y confort). Volviendo a la que considero una gran estafa moral y material, no veo que los jóvenes de hoy, entre en sus proyectos, algún atisbo de cambio a lo que se está generalizando de forma “natural”.¿Existe algúna nueva a pareja que disponga de una mínima habitación de invitados? Hay sitio eso sí para los amigos de los chicos y las chicas, pero no tienen un triste rincón para que los abuelos puedan convivir con sus nietos. Nadie, ni en sueños, se plantea llevarse los abuelos a vivir con ellos. ¿Porqué será? Francamente pienso que los viejos no son decorativos. No van de conjunto, ni hacen juego con sus muebles minimalistas!!!
Montse GENIALES LOS DOS RELATOS.la realidad triste a que se ven abocados los mayores y los no tan mayores, es ley de vida pero de una vida deshumanizada y sí, la vejez no es decorativa.
ResponEliminaTe aplaudo ymeinclino ante ti
Muy buenos los dos pero con tu permiso me quedo con el primero y sabes el porqué ...el nombre de la protagonista es igual que era el de mi Madre, gracias por tus relatos. Un fuerte abrazo.
ResponEliminaBuenos no, lo siguiente. Estos relatos me llegan a mis adentros. ¿Ley de vida? Más bien es de una sociedad deshumanizada y a lo grande.
ResponEliminaUn fuerte abrazo, preciosa.
El primero es muy tierno, muy cotidiano y bonito. El segundo es una critica, que comparto, a cómo se gestionó el virus en las residencias, sobre todo en las de Madrid.
ResponEliminaUn abrazo grande
Me quedo con el primer relato, pleno de ternura y una cierta tristeza.
ResponEliminaEl segundo, mejor que lo fotocopies y lo mandes a los responsables de cierta Comunidad, de la que se ha demostrado fehacientemente, su negativa a los auxilios necesarios ante una enfermedad nueva y mortífera.
Besos.
Logras describir la crudeza de tener que vivir así, abandonado en esos lugares que no siempre (casi nunca por mi experiencia) son ni agradables ni acogedores, sólo una especie de depósito en donde guardar lo que estorba. Muy triste. Un fuerte abrazo
ResponEliminaDos relatos muy ciertos, muy reales y muy tristes
ResponEliminaHola, Montserrat. El primero es poner la miel en los labios y el segundo es echarle el vinagre. Deberíamos dignificar la vejez, ensalzarla y apurarnos. Con el paso del tiempo nos hemos ido desvinculando de aquello que teníamos en casa, esa forma de vida y respeto. Los abuelos siempre los primeros... Cuidarlos, crecer a su lado, madurar... Ahora todo es como más tribial, como más "quitarse una responsabilidad" pero no todos los lugares cumplen ni todos los presupuesto llegan.
ResponEliminaEs un aparcadero, un negocio, y salvo excepciones, falta el cáliz humano.
Un beso muy grande.
También me quedo con el primer relato y si yo creo que hay más recursos que las residencias pero hay demasiados intereses para fomentarlos. Un detalle con la tan traída y llevada ley de dependencia te dan ayudas para residencia (incluso la pagan toda si el usuario no cobra bastante) pero escatiman ayudas para el que decide quedarse en casa con una cuidadora o vivir con la familia. Como siempre me has llevado a reflexionar, besos.
ResponEliminael primero más desgarrador, porque el tane esperado, ser querido, no apsrece, porque le habrá salido un plan mejo r qye ver a su abuela. y el segundo una crónica del día a día de los centros, donde se desarrolla el primero. seguro q it is e habría sacrificado merienda y cena por la visita de la nieta.
ResponEliminael primero en la version aguda d dela enfermedad, y la segunda la vrsion crónica
basosss montse