El inocente juego de las guerras.
Dieguito al igual que todos sus compañeros cuyos nombres tenían diminutivos, ( Andresito Juanito, Alfonsito o Pepito..),le gustaba mucho jugar. Se pasaban jugando la mayor parte del día.
En la hora del patio, en clase, en la casa y en la calle, sin descanso. Sus madres se pasaban todos los mediodias recorriendo las calles y llamándolos para ir a comer, y para que fueran y descansaran una ratito. No había manera; con el último bocado entre los dientes salian a calle otra vez, para jugara a las peonzas, las canicas o las peleas.
Un dia de viento frio y llovizna fina, se fueron a refugiar dentro de una cueva natural que había cerca de la viña del tio Eugenio. Se habían juntado unos cuantos Joselitos, Miguelitos y Antoñitos y alli, sentados intentaban encender un cigarrillo bajo una losa grande que les protegia de la llovizna y de la humedad de la tarde. Se sentian felices porque eran conscientes de que el juego que empezaban era algo distinto y excitante. No se sabe a ciencia cierta si fué por los mecheros que encendian a placer o porque tocaron alguna cosa cubierta de polvo desde años atrás, Pero una explosión les cegó, y le precedió un riudo ferte y seco, que tiñó la roca de rojo, y que trajo consecuencias fatales. A uno de ellos tuvieron que cortarle una mano, y a todos les hirió de menos importancia. Pero el recuerdo de aquel dia fatídico perduró mucho tiempo, en el pueblo A partir de entonces nadie más se atrevió ir a jugar a la Cueva de la Bomba.
Que triste resultado de juegos, en mis recuerdos los peligros se solucionaban con la inyección del tétanos, alguna regañina y un mañana no sales. Abrazos
ResponEliminame ha gustado ese afán de entonces por descubrir territorios nuevos que estaban a su alcance. Besos.
ResponEliminaLos niños no ven el peligro, ya se sabe. Triste desenlace de un juego que sólo pretendía descubrir.
ResponEliminaUn beso
Un juego mas, pero con fatidico final, era el precio que a veces se pagaba por la curiosidad. Ni los niños ni nadie esta exento de que le pasen cosas graves. Ni antes ni ahora. Por eso no comprendo esa actitud de proteger tanto a los niños, para aprender se ha de descubrir, pero bueno ese es otro tema. Magnifico relato, besos.
ResponEliminaTriste final para una tarde de nuevas experiencias. Cosas de la niñez que tiene tanto que descubrir, es esta ocasión conocieron el dolor y el miedo.
ResponEliminaUn beso.
UHHHHHH! qué tremendo! muy comprensible es que esa anécdota tan dramática haya sobrevivido tantos años marcando a todo un pueblo!
ResponEliminaUn abrazo
Este juego no terminó feliz, pero si a pesar de todo se aprendió de los peligros que hay. No me extraña que perdure el nombre de esa cueva.
ResponEliminaTrágico final.
Un abrazo.
Más de un caso de esos he oído. Quedaban restos de la guerra. Mi padre sin ir más lejos cogió una granada y le explotó, llevandose tres falanges de los dedos, y aún podía haber sido peor.
ResponEliminaUn abrazo
Vestigios de la guerra que siguen causando estragos muchos años despues. Ayer oí una noticia sobre el descubrimiento de un arsenal escondido tras la pared de una ermita. Si allí hubieran llegado los niños de tu historia, posiblemente no hubiera sobrevivido ninguno.
ResponEliminaUn fuerte abrazo.
Lo que son las cosas. Mi primer cigarro de matalauva me lo fumé, junto a otros dos amigos, en plena plaza del pueblo, detrás de la Cruz de los Caídos.
ResponEliminaSerá por eso de las dos Españas.
Un beso.
Madre mía, menuda historia nos has traído hoy! Qué pena que una tarde de aventura y juegos terminara de forma tan trágica, pero eso es algo que no se puede evitar. A mi hermano cuando era pequeño le explotó en la cara un cohete de las fiestas que no había explotado en su momento y que a él le dio por manipular...afortunadamente no le pasó nada grave pero mi madre se llevó un susto de muerte cuando lo vio llegar con la cara negra.
ResponEliminaUn beso.
Qué horror, un inocente juego que trajo la parte más terrible de esa guerra a la que jugaban.
ResponEliminaBesos.
Hola ester:
ResponEliminaEn mi tiempo también paso como tu dices. Nada que no se pudiese solucionar con un poco de alcohol y vendas y algún ratapolvo de
los padres. Pero en muchoe pueblos cercanos al mio se contaban histórias como la que he escrito. Y muoho peores. Te lo puedes creer,. Gracias por ccmentar. Un besote
Hola Tracy: tienes razón y es lo ùnico que vale la pena de aprender del rexto: La infinita curiosidad de los niños cn conocer y descubrir nuevas sensaciones. ABRAZOS!!!
ResponEliminaBuenas noches Rosa: Si que fue trite el final, sí. Pero durante la postguerra, se dieron muchos casos así de desgraciados. Gracias por tu comentario amiga. Besines
ResponEliminaHola Molí: Yo pienso que los niños de ahora, estan super protegidos. pero los de antes sobretodo en la postguerra con tanto material diseminado por todo el territorio, entonces estaban demasiado desprotegidos.
ResponEliminaMuy amable pro entrar y comentar. Recibe un beso
SI Leonor. Este fué un casa extremo, pero hubo muchos otros, no hay que olvidarlo. Una mas de las cosas malas que dejó la guerra.
ResponEliminate mando un fuerte abrazo.
Noegéminis: he de poner en tu concimiento, que debido a la guerra 1936-39, quedaron bombas y demas artilugios que iban saliendo por doquier. En un campo mientras el agricultor ssmbraba
ResponEliminasu parcela de cereales, también le dejó ciego al explotarle una bomba. que en su momento no explotó, y que se quedò esperando que un pobre inocente diera con ella.
Gracais por paticipar, en mi pequeño foro. Un besote.
Hola San: ya lo creo que perdurará en el tiempo el nombre de aquella cueva. Ahora creo que por fín se acabaron estos grandes sustos.Pero no hace mucho, aún tuvieno que desalojar una casa porqué decubrieron que en sus paredes sa habia encastrado un obus, y tuvieron que avisar a la guardia civil, para hacerlo explosionar de manera controlada. Un besote
ResponEliminaHola Carmen:si has vivido en Cataluña, seguoro que has oido de estos sucesos Ignoro si por el resto de la península se han dado tan frecuentemente.
ResponEliminaUn abrao, y gracais por comentar. Un bssito.
Buenas noches Pepe: est qmismo e¡el respondiaayer a una amigo del blog. Que iaún existen requicios de aquel horror. Ahora por suerte disponemos de buenos equipos para desactivar estos aatilugios y también para detectarlos. Un abrazo querido amigo.
ResponEliminaHola Juan L. Trujillo.Todos los chicos de mi generación creo que empezaron a fumar estas poquerias que dices. A muchos les sirvió, para no volver a encender ni una chimenea. Gracais por tu amable comentario. Te deseo mucha salud.
ResponEliminaHOla Charo: Tuu también sabias que estas cosas ocurrian de tanto en tanto. Y por desgracia fueron los chiquillos quienes se llevaron la mayor parte del sufrimiento que aquellas bombas medio escondidas o sepultadas del daño que hicieron.
ResponEliminaUn abrazo muy fuerte amiga y gracias.
Hola Juan Carlos:Por supuesto que fué una experiencia para no olvidar.
ResponEliminaTe envio un abrazote muy muy grande para que tu família participe de mi cariño. Muchas gracias por comentar.
Ufff, triste final y es que las guerras ni en juegos.
ResponEliminaUn beso
¿Verdad? estoy contigo amiga Musa,. Pero ni tu ni yo podemos vigilar todos los movimientos de los chavales. Porque desde que el tiempo es tiempo a los chicos el juego que más les gusta son las guerras.Incluso ahora que no pueden jugar en la calle lo hacen mediante las maquinitas o simuladores.
ResponEliminaGracias. Recobe Beso.
¡Cuántas cosas nos han podido pasar con la cantidad de horas que pasábamos en la calle y en otros sitios! Qué historia más triste...eso, como dices, queda en el imaginario del pueblo por mucho tiempo...
ResponEliminaBesos y abrazos...
Ajjjjjjjjjj qué horror! No es para menos. Y tantos que hay amputados por minas pérdidas... La princesa Diana concentró mucha gente sobre ese problema en Angola ( y en otros países azotados por la guerra aunque buena terminado hace tiempo).
ResponEliminaUn abrazo.
Concentró, no. Digo concienció.
EliminaHoLa MAX: Si que es vedad que con las horas que los niños estaban jugando en la calle y por los montes cercanos, podian haber pasado más cosas de las que ya ocurrieron.
ResponEliminaGracias por tu amable comentario, amigo. Te saludo muy cordialmente.
Hola Myriam: No hace ni un dia que pensaba pasar por tu blog, y como siempre ocurre: que hablando de Roma, su nariz por ahí asoma. Transmisión de pensamiento, diria yo.
ResponEliminaTengo que informarte de que este mes de mayo habra un nuevo encuentro bloguero en Barcelona,será el 19,20 i 21 de aquel més. si no tienes nada previsto, te podrias acercar. me gustria volver a verte, y estoy segura que a tí también te quedaron cosas por visitar. TE lo vas pensando. Un abrazo y muchas gracias por comentar