CARTA A UNA MADRE

Madre querida:
Aunque ya no estás,con nosotros por desgracia, estés donde estés, en algún rincón de mi cuerpo te hallas. Seguro. Desde mi conocimiento, quiero que sepas que te admiro por lo que eres y has sido para mi siempre. Te amo, y agradezco desde la profundidad de mi alma, todo lo que has representado para la familia, y tanto como me has dado a mí, madre mía! Yo te agradezco todo lo que me has amado, (muchas veces sin merecimiento alguno por mi parte). Perdona todo lo que te hice sufrir, los disgustos y las rabietas, que te daba. Y me disculpas por todas las decepciones que te hice padecer en más de una ocasión, cuando era mas joven. Tenias tantas esperanzas puestas en mí en tu hija mayor y te decepcioné porque, tonta de mí, nunca se me ocurrió que tenía que complacerte. ¿como no pude darme cuenta, Dios mio? Sé que de alguna manera te llegarán mis lloros i estos sentimientos, que me corroen. Y si no es así, a mí me consuela pensar en tí, madre, estar con el pensamiento, cerca de tí. Revivir tu protección en los dias
pasados en tu incombustible calor y compañía.
Como me gustaría verte y decirte además, que todo lo que nos decias, y repetias mil veces
que es lo que hablo yó con mis hijos ahora. Justamente, las mismas palabras que aprendí de tí.

Y reconozco que esta ha sido la mejor herencia tuya: el amor, la delicadeza, y tu inmensa voluntad de hacernos crecer sanos, educados y con un gran respeto para todos, y amor a raudales a las personas amadas. A menudo tengo la sensación, que no sé si és lo que digo u hago con mis hijos, lo mismo que dirias o harias tú. Me reconozco en tí como madre, en todos los aspectos

Gracias por todo el bien que has hecho, y por todo lo que ahora me haces revivir.