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dijous, 14 d’abril del 2016
UN JUEVES CON CHOCOLATE
El chocolate
Aparte que me gusta mucho y disfruto comiéndolo, me trae
unos recuerdos maravillosos, de mi infancia, con todos los hemanos, 4 en aquel momento muy pequeños. El chocolate que indefectiblemente comíamos para desayunar los chiquillos, todos los domingos,lo cocinaba mi padre. y desde entonces que no he comido chocolate igual de rico.
Era todo un ritual.
De buena mañana ya oíamos el ris ras del cuchillo como trituraba la tableta. Una tableta gorda con un chocolate basto que se llamaba ”Jolonch”,o era la marca, no estoy muy segura. Después de triturar el producto, nosotros,dábamos media vuelta y a dormir otra vez. Al cuarto de hora ya llegaba desde la cocina de aquel olor tan penetrante que despertaba todos los sentidos. Nos levantábamos y OH! milagro!!! el chocolate humeante estaba ya en la taza de cada uno. Sin vestirnos nos sentábamos a la mesa, pero había que esperar. Era demasiado caliente.y mi padre muy veterano en estos menesteres, llegaba a los cinco minutos con un paquete debajo del brazo del brazo y entonces sí era el momento de darnos el gran atracón. Aquella ”coca” con anises, untada de chocolate espeso sabía a gloria bendita.
Nuestra nueva conductora de este Jueves (del blog Soliluna),nos emplaza para que expliquemos en referencia al chocolate en qué momento de nuestra vida nos encontramos Si es un período de dulzura si es amargo o lo que se nos ocurra.
Y ahora después de contar la historia con el chocolate de mi niñez, creo que tendré margen para dedicar a este asunto tres o cuatro palabras, para hecer o intentar mi comparación.
Pienso que soy como el chocolate blando, casado de andar de cajón en cajón y que lo dejan ahí y buscan una tableta mas fresca. No me siento tirada ni menospreciada porque estan las mascotas,están los chiqutines y los viejecitos sin dientes que para ellos es mucho mejor un mordisco mas suave.
No todo tiene que ser fuerte y fresco... Cada cosa tiene su momento y lugar... Y la blandura como los años son para hacer de los niños una bella infancia... Disfruta de ser ese chocolate blando pero con excelente sabor... Muaaaaa
ResponEliminaMe imagino ese chocolate tan rico en el desayuno. Encantador tu padre.
ResponEliminaUn abrazo
Muy entrañable tu aportación, contigo he recordado mi infancia y las meriendas de pan con chocolate, ahora ya no se merienda eso ¿verdad?
ResponEliminaSolamente el simple aroma hace que el chocolate nos atrape en recuerdos. Tiene un encanto especial insuperable. He disfrutado de tus recuerdos amiga.
ResponEliminaTu historia me ha recordado a las mañanas de navidad en mi casa, cuando todos comíamos chocolate a la taza, eso si, después de abrir los regalos.
ResponEliminaUn saludo.
Las cositas blandas son muy apreciadas, cuando das un achuchón se sientes tiernas y entrañables. Abrazuco
ResponEliminaMe ha encantado tu recuerdo con esas mañanas de tazones de chocolate. Y si ahora te siente un chocolate blandito seguro que tendrás muchos adictos porque además eres tremendamente dulce.
ResponEliminaUn beso.
Me encanta que hayas compartido tu tazon de chocolate humeante y tu coca de anises, gracias por ese trocito tan entrańable de ti. Me ha encantado leerte, besos.
ResponEliminaMe encanta que hayas compartido tu tazon de chocolate humeante y tu coca de anises, gracias por ese trocito tan entrańable de ti. Me ha encantado leerte, besos.
ResponEliminaCon las tradicionales onzas de chocolate de Matías López de la posguerra, seguro que ahora no podría, por eso yo también lo prefiero blandito o incluso en taza.
ResponEliminaLo bueno es, amiga mía, que nosotros ya fuimos bombones y eso que llevamos adelantado.
Un beso.
ResponEliminaDiva de noche: que bonito tu comentario. Me ha gustado mucho. Has sabido conjugar con mucho tacto y delicadeza la blandura del chocolate con su sabor suave, que endulza la niñez.
Gracias, y que tengas un buen fin de semana
Hola Carmen:Pués no lo has imaginado lo suficiente. Porque aún hay más.
ResponEliminaDespues de apurar toda la taza de chocolate, nos ponia un chorrito de vino dulce, para lavar la
taza. Decia. ja,ja,ja.
TRacy: Yo como paso del te y del café. algunas veces aún meriendo pan con aceite y chocolate. Y lo encuentro delicioso.
ResponEliminaGracias y besos.
Lo esencial siempre vivirá en nuestro pensamiento.
ResponEliminaRecords tan macos són un tresor meravellós, per poder tastar-los en el moment que una desesperança ens envaeixi.
Dolça abraçada.
El tradicional chocolate a la taza de toda la vida...
ResponEliminaYo recuerdo esa manera de hacerlo, en una cazuela de esas rojas por fuera, en algún que otro cumpleaños y no con galletas, sino con pan tostado.
Sigo untando pan tostado si allá que allá pruebo un chocolate a la taza.
Un beso enorme.
Hola Lao: Me alelgro que te haya gustado "mi" chocolate del recuerdo de la infancia. Por eso lo he narrado precisamente, para haceros reir un rato. y para má ha sido entrañable recordarlo.
ResponEliminaUn fuerte abrazo
Hola Pikxi: Muy bonita tradición la de tu familia, y un momento muy especial, para llevarla a cabo. MUchas gracias por uts evocadoras palabras. Te mando un beso cariñoso y primaveral.
ResponEliminaJa,ja,ja, No habia pensado en eso, pero ya que lo dices, es verdad
ResponEliminaGRacias por tu ironia de siempre, querida Ester. Un abrazo.
Hola Leonor ¿que tal? Me han gustado las palabras que me dedicas. eso de ser dulce debe de ir a ratos como todo. Pero me halaga que lo hayas pensado. Un besote y pensando en el encuentro. besos y abrazos, pero muchos poeta.
ResponEliminaHola Molí del Canyer. Agradezco en lo que vale tu bonito comentario. Un abrazo grande y primaveral
ResponEliminaEs Verdad eso que dices. Aquel chocolate era durísimo, por eso le lamaban chocolate a la piedra, porque si lo mordias se te caian lao dientes. Gracias por pasarte, amigo Juan.
ResponEliminacon o sin chocolate duro, yo creo también que hemos sido bombones
Un abrazo.
Maribel Lirio: Es veritat que aquestos records, son el bagatge emocional que ens dona vida. Gracies pel teu comentari en catalá. Una abraçada molt gran i bona setmana.
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