LOS RELATOS DEL JUEVES

Historias de amor y desamor.

Era Guapo como un Adonis. Cabello claro. ligeramente ondulado, alto y siempre impecablemente vestido. Mirada dulce, ojos azules y pestañas largas. Por el contrario ella era una chica insignificante y cargada de complejos, y nunca se creyò el interés que él le demostraba. Hija de una familia muy cuestionada por su descrédito, era muy consciente del gran desequilibrio físico y emocional que representaban las pretensiones de él. Y queria poner fín, al disparte que el chico pretendia, y que en un principio creyó que iba de broma.  Un buen dia tomó la determinación de hablarle.

 --  Mira Pablo, pienso que no vamos bién: Tu dices     que me amas, que te quieres casar,  y me hablas de hijos, y yo todo esto, todavia lo veo muy lejos. Me falta mucho para emprender un camino de esta envergadura. Yo solo quiero divertime,  salir y entrar cuando quiera y sin ataduras, pasear juntos o con amigos, pero nada más.

Pablo, no se esperaba esta reacción pero no dijo nada. Ella buscaba otras palabras y otras excusas, para  dorarle la píldora, y que no dañasen su sesibilidad. Pero no las encontraba.Y es que nadie se hubiera podido imaginar, al cisne más feo del lago de los cisnes, dándole calabazas al cisne más bello. Pero ella era así. Inconscientemente, se quiera hacer de rogar...

Todo aquell verano, Pablo fué dretrás de ella, que al verle con aquellos ojos de cordero degollado, que la miraban con tanta devoción, todavia lo aborrecía más, y lo menospreciaba abiertametne.

Un domingo al atardecer esban hablando un rato y cuado se marcharon los amigos, ella hizo gesto de levantarse de la silla, pero tropezó con la pata de la mesa, y estuvo a punto de darse con las narices en el suelo, pero él, con un rápido reflejo, la tomó de un brazo, librándola de una caida segura. Un vez en su poder, la atrajo hacia sí y la besó apasionadamente. Ella iba a propinarle, una bofetada pero no lo hizo, y salió para su casa corriendo. Por la noche no pudo dormir. Aquel beso la hizo estremecerse hasta tal punto, que a partir de aquel momento, tuvo mucho cuidado en rechazar aquello que tanto le habia complacido, y fué suya por siempre más. No quería dejar escapar el dulce nectar de sus labios, ni el emocionante temblor que le ocasionó su contacto corporal.