ACABANDO CON LAS SEMANAS DE SINDEL,(50 de 52)

 

Una llave para el exito.
 
 El púgil  que se hacia llamar El Mulo del Norte, desde ya hacia un buen trecho que estaba  a la merced de su contrincante, con los ojos enrogecidos, una ceja rota desde el tercer asalto, y los pómulos hinchados, daba vueltas y más vueltas por el cuadrilátero, solo movido por les golpes del Oso de Monterrey. El publico empezó a pedir con su gritierio de: Fuera!!! Fuera!!!, al árbito,  que diera por terninado el combate y éste miraba su cronómetro,  para que finalizara el tiempo del 7ª raund,  y levantar la mano de vencedor. El Mulo, entonces sin saber como y de donde sacó la fuerza, en un ataque de rabia se deshizo con un movimiento rápido  y electrizante, de las garras del Oso,  y le propinó, una llave de izquerda, con otra llave de derecha, que lo dejó tendido sobre el tatami, y sin poder recuperar la conciencia, hasta que se dió por finalizada la cuenta. Un triunfo inesperado y sorprendente, que nadie se habria imaginado. Los aplausos  eran tan fuertes y entusiásticos que el Palacio de los Deportes se vino abajo, y el Mulo aunque casi sin poderlo ver, salió a hombros, como un  torero después de una gran faena.