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dimecres, 18 de setembre del 2013
ELS GUISATS DE LA MEUA MARE
A la amiga Casss, i demás juever@s. Supongo que todos dispondreís de un buen traductor. Este texto lo tengo escrito desde hace bastante tiempo, he hecho la traducción yo misma, y la he perdido!!! He optado finalmente en pubicar el original. Espero sepais comprenderme.
Hoy es jueves, toca relato, sin más.
La meva mare cuinava molt bé. Tots ho sabíem. Era capaç de fer un exquisit plat de llenties, només amb els més elementals ingredients. Semblava, com hi hagués incorporat una mica de sucre, per fer-les dolces com un boci net de cel, d’aquell que es veia, algunes nits silencioses de hivern, des de la meva cambra. Hi afegía també el punt exacte de sal, per que no resultessin tan dolces, com els braços de la padrina, que tant m’estimava, y que jo recordo, amb la mirada plàcida y tranquil-la. Aquella mirada que tenen totes lo padrines que jo conec. De dones que han viscut i han passat per totes les experiències. Generalment vídues y vestides de negre a perpetuitat.
Mentres el foc anava fent la seva feina, ella, la meua mare, afegia al guisat, herbes y altres especies. No els puc anomenar, perquè no els sabía. Eren tots dintre un paneret, que guardava cuidadosament, en una prestatge ria alta del armari.
Que de coses que hi guardava en aquell racó de la posella!. Era el seu armari dels records, de la joventut i infància. Quan jo l’hi preguntava el perquè d’aquell secrets, només em deia: no es pas hora de saber-los. Ja en parlarem, un dia plujós, que no tinguem, rés a fer i la vesprada, sigui mes llarga. Llavors serà el moment per explicar-te tot el que vulguis saber.
Els meus germans, atrets per l’olor, que el guisat començava a despendre, s’atonsaven per saber, quan de temps tendrien que esperar, per assaborir-les. Eren, xicots, enjogassats, i tan sols sabien, com eren les llentíes, i de com la meva mare els hi feia, aquell dinar tan rebó. Una estona més tard, ella els cridava des de el balcó, que donava, just damunt la plaça del poble, on ells jugaven cada dia.
El guisar aquelles llenties, era tot un ritual, pel que s’havía d’estar preparat, així que per a ells, era la espera, sempre aquella espera que els feia del-hir del gust, y sucar pa amb l’òlor
Per mi representàven molt més. Eren els gustos que encara somio, amb aquells olors tan genuïns, que em retornen directament a la meua infantesa. Ara les llenties també són una part important, de la nostra dieta, però, tot y guisar-les amb molta més abundància de ingredients, mai he pogut aconseguir, que s’assemblèsin, ni que només, fos una mica, amb aquelles que guisava la meua mare.
Ay chiqueta, aquella comida de antaño, la de nuestras abuelas, queee riiicaaaa. Aún recuerdo un gazpacho montañés o como se llame hecho en el campo, allá por los años cincuenta, con caracoles, pan ácimo y tropecientas cosas más. Mmmm no le he olvidado y eso que era pequeñaja.... y no me gustaba comer. Jajj. Besos.
ResponEliminaMe encantó, muy original receta.Besos
ResponEliminaLes mares, les padrines, afegient a les receptes saboroses de les seves avies, bocins d'elles mateixes, saviesa per transmetre als llavis i al cor, innoblidables.
ResponEliminaUn bonic i merescut homenatge, Carme.
Petons dolços com la mel.
I es que en aquells temps les mares en poca cosa savien fer un guisats que encara avui recordem.
ResponEliminaBesitos guapa.
Nada como una comida de aquellas abuelas y madres que empleaban horas en hacer con calma los platos para su familia.
ResponEliminaGracias por compartir esta ternura de receta.
Besos amiga.
Eme: me ha gustado este "xiqueta".Suena tan valenciano! y tan próximo!!!
ResponEliminaNO es posible de olvidar nunca aquellos sabores, y aquellas fragancias a todo, porqué hemos crecido con ellos.Son nuestro pasado.
muchos besitos, guapa!!!
Norma:Por mi encantada de que la receta te haya satisfecho. En todo caso es lo qe pretendía.
ResponEliminaGracais de tu vista, aiga mia
Tens raò Natàlia; eren elles meteixes i la seua estimació, el que es degutave en aquells plats d'abans.Qui els pugués haverar una altra vegada!!!
ResponEliminaT'estic molt agraïda per la teva visita.
Una abraçada ben forta.
Itant que es recorden!!!Ja ho crec.!!!
ResponEliminaHem d'intentar cuinar millor i deixar aquest record tan viu de les persones tan volgudes, que ja han marxat.
T'agraeixo el comentari, amiga
ResponEliminaLucia:
En aquellos añso de la cataplún, se guisava bien, se hacian labores con compliciados bordados hechos a mano. Se conversava más y teníamos tiempo para todo.
Gracias por pasarte a comentar.Un beso
Es que las madres, entre sus ingredientes metían amor y paciencia.
ResponEliminaQué bonito , Montserrat. Una evocación de tu madre al amparo del recuerdo de sus lentejas (yo también las hago con pocos ingredientes y salen bien ricas).
ResponEliminaEs indiscutible que los olores y sabores de la infancia se nos quedan escondidos para siempre y los buscamos, sin encontrarlos, a lo largo de la vida. ¡Lo que daría yo por saborear ciertos platos!
Un beso, querida amiga.
Tenía variados ingredientes esas lentejas, Montserrat, pero, sin duda alguna, el mejor de todos ellos era el amor con el que esas lentejas estaban hechas.
ResponEliminaMe ha encantado tu relato de esta semana.
Un fuerte abrazo.
En casa tratamos de mantener algunas de las costumbres heredadas y seguir pasándolas, pues, no sería justo que las generaciones venideras se perdieran de los guisos de lentejas, y otros platos con los que nuestras abuelas nos deleitaban! Muy buen escrito -lo he podido comprender bastante bien, creo- y ciertamente los aromas y sabores del pasado han llegado hasta aquí!
ResponEliminaBesos!
Gaby*
Que buena comida nos has preparado hoy MOntserrat, el menú de las abuelas siempre sabían bien, porque tenía el ingrediente principal que es el amor y ese no se puede reemplazar por ninguna especie.
ResponEliminaUn beso grande.
Que rico! El aroma de la comida cocida a fuego lento, en la cuna del hogar, y más si se trata del guiso de lentejas. Yo, lo aprendí hacer de mano de mi abuela y guardo celosamente los ingredientes que ella me fue enseñando. Al final mojar el pan en el, es un manjar que no tiene precio.
ResponEliminaUn abrazo :)
Ahhhh, renoia...aquells records d'infantesa que tenen a veure amb la cuina i,a mes a mes, amb les avies.
ResponEliminaEnhorabona pel relat!!
Un petó
Mariajesús. Como no habia mucho mas que poner, pues las aderezaban con amor. Gracias por comentar. Un abrazo.
ResponEliminaIsabel: aquellas lentejas eran únicas Y ya no se podrán degustar mas. Fíjate que entonces no habia ni gas y mucho menos vitro o microondas. Tenian que guisar al fongón a la lumbre. No creo que estas circunstancias se vuelvan a dar. Por buenas que nosotras las hagamos con todo el cariño, nunca tendran el sabor especial, que les da la loza y la brasa.
ResponEliminaReciibe un abrazo largo..largo...
Si Pepe, Tieines toda la razón. A falta de mejores ingredientes, habia mucho más amor y mucha mejor comprensión y armonia entre la familia.
ResponEliminaGRacias por pasarte amigo. UN abrazo.
Hola G A B Y*: Esto que dices tiene sentido y lo has razonado muy bién.
ResponEliminaYo pienso que las tradiciones, incluso la culinaria, deben de seguirse. A pesar de los Mac Donal's. las pizzerias y demás antros de comida précocinada
Muchas gracias por venir y dejar tu opinión.
Te mando infiniddad abrazos
Ya ves Encarni: (que no Encani, jajaj)
ResponEliminacon tantos alimentos que hay para hacer un buén menú, a mi se me ocurre traer lentejas para todos los juever@s. Pero unas de alto voltaje. las mejores,las que guisaba mi madre.
GRacias po decirnos lo que tu piensas al respecto.
Saludos muy entrañables y cariñosos.
Cecy: huelen bién verdad?. Bueno si guardas la receta de tu abuela,seguro que te saldrán riquisimas. Solo les falta,el cariño que ellas ponian en sus guisos.Pero no dudo que tu también
ResponEliminasabras hacerlo.
Es el ingrediente principal.
Graaacias por entrar y comentar la jugada. Besitos con sabores añejos
Si Valaf, aquells guisats fets amb temps i paciencia a foc lent, es quelcom que s'anyore.
ResponEliminaGracies por comentar.
Salutacions.
Si Valaf, aquells guisats fets amb temps i paciencia a foc lent, es quelcom que s'anyore.
ResponEliminaGracies por comentar.
Salutacions.
Quanta tendresa en el record de la teva mare i de les seves exquisides llenties. És que les mares han guisat molt rebé.
ResponEliminaMolt ben escrit
Petons, Montserrat ia veure quan ens anem a menjar unes llenties juntes.
Una madre es una madre y seguro que esas lentejas eran algo más que un guisado, tu infancia y tus recuerdos, y sólo su olor y sabor te vienen los recuerdos. Supongo que al final te contaría todo aquello que guardaba como un precioso secreto.
ResponEliminaUn relato precioso Montserrat.
Un abrazo
Cómo me hubiese gustado saborear alguna receta de mis abuelas, no llegue a conocer a ninguna,pero seguro que cocinarian con tanto amor como tu lo cuentas.
ResponEliminaUn abrazo.
Si Anna, es el seu record el que em fa escriure aquestes coses.
ResponEliminaGracies per entrar i comentar la jugada.
T'envio una abraçada molt carinyosa.
Hola Carmen, Es verdad que los sabores y los olores, tienen memora. Ti no te ocurre? Por ejemplo.En mi primer viaje a Suiza tome. El mejor helado de mi vida. aun recuerdo su inteso sabor su cremosidad i su calidad. No he comido nada, que se le parezca..
ResponEliminaGracias por tu comentario. Mil besos, o más.
San, si no las has concido, has tenido mala suerte. Lo lamento, porque resultan imprescindibles , Su amor es tan sublime y nose parede a mingún otro. Y además cocinaban muy biien.
ResponEliminaMuchas gracias por venir. Un abrazo.
Que curioso esa espera en la calle jugando para deleitarse con un plato de lentejas. Lentejas y fideos, cuánto nos costaba aceptar entonces que era un manjar al que no tardamos con los años en reconocer.
ResponEliminaHasta hace poco las lentejas de mi madre eran fiesta de guardar, que le vamos a hacer, aquellas de la infancia ya no se pueden recuperar.
Petons.
Alfredo: me ha gustado esto que las lentejas de tu madre, eran fiesta de guardar. Te he comprendido perfectamente.
ResponEliminaGracias amigo por comentarme.
Un placer comunicar contigo
Qué belleza, Montse!
ResponEliminaEl amor en el sabor que dejaron impregnados en nuestra memoria los mayores. No hay riqueza más grande. Cuando algo, como tu relato, nos lo trae al presente, la nostalgia es inevitable. Luego, a dejar esa herencia a nuestros hijos pues!!!!
ResponEliminaGracias por todo el cariño que emana de tu receta.
besos
aps! me he quedado afuera de toda esta delicia? voy a buscar un traductor y vuelvo!
ResponEliminabesos, Montse-
¿Hablas de las lentejas de tu madre y de tu infancia? ¡qué sabroso recuerdo!.
ResponEliminaSí, la estoy pasando muy bien con mi nietas y demás familia y amigos, con poco tiempo para bloguear jajaja, pero dejé entradas programadas en casa.
Besos a los dos.
Auxi González: te agradeco tus cariñosas palabras.
ResponEliminaTe mando un fuertísimo abrazo.
Hola Casss; Tambien creo que és una gran riqueza cultural y emotiva. Los alimentos que tomamos en la niñez, tienen. Toda la informanción de nuestros sentimentos y el recuerdo de las pesonas que nos han acompañado en nuestro caminar por a vida y que ya han desaparecido.
ResponEliminaGracias por tu visita.
Un abrazo fuerte.
Miralunas: me conformo con que te hayas pasado por mi blog de andar por casa.
ResponEliminaPara ti mi cariño y mi admiraciòn.
Realmente un sabor extraordinario. Tu lo has dicho. Me alegro que estés de vacaciones otra vez. Me imagino lo que debes disfrutar a al vera de tus hijos y nietas. Me alegro mucho.
ResponEliminaPara todos, un recuerdo y muchos cariños.