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dimarts, 6 d’agost del 2013
M E T R Ó P O L I S (historia juevera)
Mathias se encontró perdido entre tanta gente, tanto coche ya tanto de todo. Al salir de la boca del metro, que había cogido una hora antes en un barrio periférico donde había ido a visitar a sus tia. Para ir de paso, a pasearse, por Chicago que no conocía
Solo al asomarse, aquel infernal ruido infernal, aquel, movimiento continuo de gentes apresuradas, y pensamientos inciertos, y aquella atmósfera densa de no saber de qué, le mareaban.
La cabeza le daba vueltas y no sabia por donde tenia que tirar. Se sentó encima de
la baranda metálica del metro, al lado de los vendedores ambulantes de boletos y esperó unos minutos para intentar centrarse. Estaba sorprendido, y se quedóde una pieza. Ya lo habia visto en películas... pero vivirlo al natural, era otra cosa.
Y Mathias no era un chico tonto, al contrario. Pero aquella visión lo dejó anonadado. pasmado.El que hasta los17 había vivido siempre en una granja del Sur, tenia ganas de conocer una gran Metròpoli. Pero aquello colmó todas las espectativas que tenia puestas en ello.No sabia donde mirar Todo era cemento, cristal, autos y un amplio abanico de colores i flashes de los anuncios comerciales. y los rótulos de las tiendas y grandes almacenes. Mirar al cielo para no ver nada...! además mareaba!!!
Enseguida lo tuvo claro; andó unos15 minutos, sin perder de vista la estación del metro por donde había llegado. Encaminó sus pasos hacia ella, no sin antes haber sido tentado para el juego sexual, para comprar droga para jugar a las cartas y para comprar mil y una cosas que no le hacían puñetera falta.
Decidió que volvería en otra ocasión, más adelante. Mucho más adelante.
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Un buen retrato de una gran ciudad vista desde el ángulo de una persona acostumbrada a vivir una vida más tranquila.
ResponEliminaHola guapa, estoy de vuelta pero despacin que la calor mata
ResponEliminayo en su lugar hubiera hecho lo mismo, muy inteligente tu protagonista
Una abraçada
Una historia bien contada, y después dices que yo siempre pongo curiosas?.
ResponEliminaBuen verano,con mucha calor y humedad en Barna,ahora estoy en Girona y se lleva un poco mejor.
Abrazos.
Y los que viven en ciudades como la que describes lo acostumbrados que están y cómo se dejan arrastrar por ese tipo de vida, siempre tan acelerado. Saludos.
ResponEliminaA veces las cosas no son tan bonitas como parecen, grandiosas, eso si, muy grandiosas; pero que no te aportan nada.
ResponEliminaBonita historia
Un abrazo
Nos alegra tu participación en este jueves. Muchas gracias por sumarte.
ResponEliminasaludos cariñosos
¡es que la gran ciudad marea!!! ¡muy bien Monserrat!!
ResponEliminaLas grandes ciudades son más lindas en sueños que en la realidad, para vivir mejor una pequeñita. Besote
ResponEliminaEsta vez la realidad superó el sueño, tal vez no estaba preparado para la locura de cemento aún.
ResponEliminaBuen relato Montserrat.
Un besote.
Todo un impacto llegar a la gran ciudad, sobre todo cuando la tranquilidad forma parte de la cotidianeidad, muy bien expuesta la sensación, así me paso a mi cuando llegue a Buenos Aires, era todo demasiado grande.
ResponEliminaUn abrazo :)
Tracy. es lo que intentado transmitir, el contraste entre las dos sociedades.
ResponEliminaGracias por el comentrari, amiga.
Te mando un besazo enorme
HOlA PLUVISCA: ¿Has vuelto al blog, o es que estabas de viaje?
ResponEliminade todasformas seas bienvenid.
Gracias por pasarte. Un abrazo.
Pakiba: digo que siempre pones datos de cosas reales y curiosas. Yo invento historias, que salen bien o mal según el dia. que es diferente.
ResponEliminaGracias amiga por darme tu opinión.
Un beso
Hola Jacc: yo también me lo he preguntado muchas veces. Y no lo entiendo. Para mí que son de otra raza
ResponEliminaPero ya sabes: para gustos los colores.
Saldos fresquitos y gracias por venir.
Es cierto Carmen Andújar. las cosas, exageradas no son practicas ni bonitas. Agobian mas bién.
ResponEliminaUn saludo y un abrazo
Lois y Clart: El placer ha sido todo mío, amigos.
ResponEliminaGracias por venir a decírmelo.
Saludos afectuosos.
Como lo sabes! Lao Paunero. es un susto contínuo vivir en una gran metroópoli, de 10 o 15 millones de almas.
ResponEliminaLos hay masocas.
Gracias por entrar y dejarme tu comentario
Tienes razón, amiga Alicia. Además de incómodas,són impersonales.
ResponEliminaGracias por comentar. Recibe un fuerte abrazo.
Reconozco que a mi me gustan esas ciudades atrayentes y atrapantes, pero para vivir, algo mas chiquito.
ResponEliminaEsta en la que vivo, no esta nada mal,¿puedo invitar a tu protagonista?.
Un besote Montserrat.
LA LOCURA DEL CEMENTO. Buena descripción.No se me había ocurrido y es realmente esto, una gran ciudad como Nueva York, por ejemplo.
ResponEliminaGracias Sindel por dejarme tu magnífico comentario.Saludos.
Hay personas, que saben adaptarse al bulllicio y a la incomodidad. para mí, si no hubiera otro remedio....
ResponEliminapero tampoco me van las grandes urbes.
Saludos muy cariñosos CECY.
Hola San: puedes invitar a Mathias desde luego, y a lo mejor acepta, quién sabe. Pero si me invitas a mí, voy para allá volando.
ResponEliminaTu visita me complace siempre.
Te mando un montón de besos
Hay quien vive bien en una gran ciudad y si tuvieran que irse a una pequeña les parecería como transplantar un bosque en una maceta.
ResponEliminaA mi me gusta en según que aspectos, sobre todo por pasar desapercibida. En un sitio pequeño todo se sabe .
Montserrat me ha gustado tu reflexión en esta entrada.
Molts petons.
No me gustan las grandes ciudades, hay demasiada prisa para todo. Y demasiada gente.Prefiero las ciudades cómodas pero más reducidas.
ResponEliminaTu protagonista se dio cuenta enseguida que aquello no era lo que imaginaba, ya volvería más adelante, o no.
Besos.
La gran ciudad, con sus cosas buenas y sus cosas malas... A mí también me quedaría muy grande...
ResponEliminaBon día Anna: Veus, aquest motiu que tu hi trobes, yo tambe l'hi veig. Verdaderament en un gran ciutat, niingú es preocupe de ningú, i aquest anonimat, favoreix la llibertat del individuo.
ResponEliminaGracies per entar, i que tinguis un bon cap de setmana.
Molts petonets
Leonor. En detrimento de lo que le decia a Anna. Yo tabien prefiero para vivir una ciudad más reducida .
ResponEliminaMuchas,gracias por tu comentario,
Saludos bien cordiales y afectusos
Auxi Gonzáles: celebro que seas de mi opinión, y te agradezco que mo lo hayas venido a decir.
ResponEliminaUn abrazo muy cálido
Tal vez se ofenda su tía, por no irla a visitar.
ResponEliminaqué bien descripta la gran ciudad, Montse. y con esos ojos.
ResponEliminatrasmite la clara sensaciòn del cielo que no se ve, y que además, marea!
bueno leerte.
Entiendo a Matías, yo que vivo en una ciudad pequeña a veces voy a Madrid en algunas fechas como navidades y me agobio tanto!!
ResponEliminaHas descrito muy bien esa sensación.
Demiurgo: el chico estaba con su tia ala que habia ido a ver, y aprovechó la estancia para.conocer la gran urbe. Pensé que esto mestaba claro,
ResponEliminaGracias por leerme. Saludos veraniegos,
Miralunas: Chicago es más que una gran ciudad. Es una gran urbe. Una auténtica metròpoli.
ResponEliminaMuchas gracias por entrar y de tu comentrio.
Te mando muchos abrazos
Charo: y Madrid, aün siendo una gran ciudad, no se peude comparar, con Chicago, que la dobla en habitantes y la triplica en rascacielos. Proporcionalmente, el shoc y teniendo en cuenta, al edad del chico y su procedencia......
ResponEliminaUna abrazo y gracias,guapa!!!!!
Me encanta el cemento, sobre todo cuando huele a bosque, a niños, a lluvia, a Arte, a viejo, y especialmente cuando lo hago del brazo de mi amada.
ResponEliminaMe gustará algo de ese Chicago que soñaste.
Besos
Has transmitido muy bien el agobio ciudadano. Eso sí, yo soy totalmente urbanita y no me importa ese jaleo. Me gustan las ciudades grandes, el barullo, el gentío..., aunque reconozco que es más cómodo volver a una casa alejada, lejos del bullicio.
ResponEliminaUn abrazo, querida Montserrat.
Para los ojos inocentes, las tentaciones de las grandes metrópolis pueden llegar a ser doblemente peligrosas: por seductoras y por temidas.
ResponEliminaUn abrazo
Una gran urbe es como un agujero negro. Sabes que es algo malo, que debes huir de él, pero irremediablemente vas siendo atraido hasta su interior. Creo que el joven Mathias no tardó mucho en volver a husmear por la gran ciudad. Un saludo.
ResponEliminaBueno Alfredo;ya me explicarás como se come esto. Un Chicago que huela a
ResponEliminabosque; este se parece mas al que yo soñé.
Gracias por comentario.
Un saludo cordial muy veraniego.
Hola Isabel: Bienvenida a mi blog de andar por casa. Se perfectamente, lo que te gusta el bullicio y que seas tan urbanita. ¿sabes porqué? Yo dirìa que es por no tener ninguna de las dos cosas.
ResponEliminaUn abrazo corazón.
Hola Isabel: Bienvenida a mi blog de andar por casa. Se perfectamente, lo que te gusta el bullicio y que seas tan urbanita. ¿sabes porqué? Yo dirìa que es por no tener ninguna de las dos cosas.
ResponEliminaUn abrazo corazón.
Neogéminis: Completamente de acuerdo contigo.
ResponEliminaGracisa por comentar. un beso.
Alberto V. Es muy posible que fuera así. Lo desconocido siempre atrae, cuanto mas a un jovencito como Mathias.
ResponEliminamuy amable por comentar. salud!
Conocer estos lugares tan imponentes e impactantes, es un sueño, claro que a veces el impacto puede transformar en pesadilla lo que soñaste y eso tiene que ver mucho los miedos (yo detento varias fobias) y con eso hay que luchar para poder disfrutar aun de un paisaje natural...
ResponEliminaUn relato entretenido que logra ponernos en situación y da ganas de de volvernos también... ;)
(me anoto para cuando Mathías vuelva!!)
besos
Querida Cass: Las grandes urbes son para ir algún dia para ver las grandes obras arquitectónicas, ver los grandes museos, o asistir a un espectáculo nuevo e impactante. Que duda cabe que para todo eso no hay mejorr lugar.
ResponEliminaPero para vivir con calidad de vida no hay como las ciudades pequeñas.
Te agradezco mucho tu visita y te deseo una feliz semana.
Me ha recordado cuando de niño llegué a Nueva York, esa inmensidad de edificios que casi tapaban el sol. Me sorprendió y eso que estaba criado entre Madrid y México, pero no eran ni son aquellas magnitudes (afortunadamente).
ResponEliminaEso es a lo que referia precisamente. gracias por enviarme tu parecer.
ResponEliminaSaludos muy cordiales y afectuosos.
Muy buen relato. Enhorabuena
ResponEliminaun abrazo
fus
Para el que no está acostumbrado a la gran ciudad, ésta efectivamente, marea.
ResponEliminaGracias por tus saludos en casa, me alegro de que estés descansando y jugando con la huerta y confituras.
Un beso a ti y otro a Jaime.
Hola Fus: Me complace que lo pienses así. Muchas grrcias.
ResponEliminaRecibe un saludo muy veraniego..
Hola Montserrat.
ResponEliminaEl protagonista que estaba lleno del paisaje de la dehesa, parece ser que no le llenó mucho este cambio de ruidos, strés y prisas de la gran ciudad.
Petons, Montserrat LL.
Sera así como tu dices.seguramente. Gracias por comentar querida tocaia.
ResponEliminaUN abrazo fuerte para tí y otro de mas grande para tu família.