AQUEL OTOÑO EN AQUEL BOSQUE

          Relato juevero

El escenario había cambiado de una manera brutal. A la mañana disfrutábamos un día hermoso y soleado i ahora, unas pocas horas  mas a tarde, nos encontrábamos en una oscura habitación de un hospital comarcal, con la mirada fija en el semblante de mi padre que yacía con un golpe en la cabeza,por un traumatismo cráneo- encefálico, (según lo médicos),  y desde entonces no se habiai movido ni había vuelto a decir nada ni tan siquiera abrir los ojos. Mi madre entraba y salía de la habitación, para atender al perrito, que dejamos en el asiento posterior de coche.
Mientras, yo iba repasando punto por punto, todo el itinerario. Todos los pasos que nos, habían conducido a aquel inhóspito lugar.
Empezaba a clarear el día cuando llegamos al bosque. El que íbamos todos los años a buscar setas. Había llovido hacia poco i el sol todavía calentaba. Dos razones de peso para que crecieran los preciados frutos. Fué a instancias mías, que partimos pronto, contra la opinión de él que era partidario de esperar una semana mas. Yo insistí por encontrar las primeras y no tener que soportar el  bosque, pisoteado y revuelto. Por lo tanto me sentía mal, muy mal. Todo apuntaba que era culpa mía.
Salí del cuarto, para respirar un poco, me ahogaba allí dentro y tenia unas ganas  enormes de llorar.  De desahogo.
En aquel momento mi madre regresaba del aparcamiento, y por encima de mi hombro, ve a su marido dar un salto en al cama como un espíritu que resucita, a mi padre que a la vez chilla  balbuceando: hija mía, hija mía, el perrito!!! No lo he podido coger y ha saltado por el precipicio. Ahhhh!!! No lo he podido evitar...!!!dice llorando a viva voz.