dimecres, 18 de juliol del 2012

HISTORIAS DE AYER MISMO

                               Aprender a vivir en tiempos dificiles  

           La pila de la leña, estaba ya cortada. Ahora por fin podría salir a jugar.
Su madre  le había dicho: cuando acabes podrás ir a la plazoleta, con tus amigas a jugar con las canicas.
La muchacha, volvió a mirar a su alrededor. No no quedaba ni un tronco por cortar. Arrimó la el hacha a la pared del cuartucho, cerró la puerta con el cerrojo grande y salió a la calle.
Una densa neblina se había apoderado del lugar. Oía las voces y el griterío de los chicos jugando a guerras, y las niñas que habían iniciado un nuevo ciclo de juego. Ahora tocaba saltar a la comba. Mejor!-pensó, aquí no me podrá ninguna. Y se dirigió hacia las voces.
Cierto, la chiquilla era delgaducha, por no decir muy flaca, (no por mucho comer)y con tan pocas carnes saltaba ligera  y liviana como una gacela.
Cuando estaba en lo mejor del juego, ganando a sus compañeras, por resistencia y numero de saltos, oye la  voz de su madre que la llama. Se le había olvidado comprar aceite.  Y tenia que ir corriendo a casa la Braulia. Unas combitas más y al segundo chillido de su madre, corre veloz a su casa.
 -Trae una garrafa de aceite y 5 kilos de patatas. Enseguida!- le dice, con autoridad.

       Baja las escaleras  y el último tramo  que era el mas largo, se desliza por el montante metálico subida de lado como una experta jineta en la baranda, que estaba lisa y brillante por el roce de su ropa andrajosa y sucia. Iba tan deprisa y lo hacia tantas veces a lo largo del día, que podía dar una salto y adelantar medio camino de la entrada que era un espacio amplio. Y en dos zancadas a la calle. Pasaba  por donde estaban las chicas, se detenía un poco a mirar y seguía su camino hasta la tienda. De regreso a casa, acusaba  el peso de  las patatas que no la dejaban  caminar. Tenia solo 10 años, y al final del día, había hecho mejor jornal que su padre que gastaba más las sillas de los cafés que las de su casa. cuando regresaba a la plazoleta ya no quedaba nadie. Mejor, pensaba, estoy demasiado cansada.
Tenia 3 hermanos varones mas pequeños, que  se pasaban todo el día callejeando, o en el campo, buscando nidos de alondras de comadrejas, de lo que fuera. pero los niños no tenían que ayudar a mamá, esto era lo más mal visto en aquellos días grises de la posguerra. Toda la carga para ellas. Era lo normal y preceptivo. Siempre era así, desde todas las sequías y de las muchas lluvias.

15 comentaris:

Bertha ha dit...

Que precioso relato es la vida mísma que realidad tan dura!

-Afortunadamente aunque hay casos aislados ya hemos aprendido a educar en ingualdad.Y que cada uno tiene un rol y poder cambiar los papeles que antes estaban asignados a la clase femenina.

Un gusto leerte y pasar por tu ventanita!

Besos Montserrat.

Montserrat Sala ha dit...

Bertha, Un gusto es recibir tus opiniones, y tus amables palabras.

Sabes que me agrada mucho recibir a mis amigos,y tener la ocasión de saludarles y mandarles besos y abrazos virtules.

Isabel Martínez Barquero ha dit...

Qué relato, Monserrat, es conmovedor y refleja muy bien aquellos tiempos pasados (a saber si volveremos a ellos, a saber). Recuerdo que yo tenía que levantarme bien temprano para, antes de ir al colegio, hacerme mi cama y traer el pan. Las obligaciones desde bien pequeña, como en el caso de esta niña delgada que le gusta saltar a la comba, esta niña que creo que aún sueña en tu interior.
Me ha gustado mucho y me sonrío por cómo lo etiquetas: "Cosas intrascendentes". Ya ves, creo que tienen una gran trascendencia, ya que nos conforman por dentro.
Un abrazo grandísimo.

mariajesusparadela ha dit...

Ya ves como trasciende lo aparentemente intrascendente.

Montserrat Sala ha dit...

Hola Isabel: Pienso que es del todo imposible, volver aquellos tiempos. la tecnología ha cambiado todo. Se puede ser hoy tan pobre o mas que ayer, pero es diferente por completo.

Creo que los pobres de ahora, (no los mendigos), seguro que podran en su casa calentarse mucho más cómodamente. Tendrán su televisor su lavadora su nevera.. y pasarán por muchos apuros para llegar a fin de mes. El abrigo para el frio, otra cuestión importante, ahora con los anoracs y botas con forro acrílico ni que sea, se va mucho mejor equipado.
ES un decir, vaya. No olvides que yo si he vivido en aquella época-
Un abrazo muy fuerte.

Montserrat Sala ha dit...

Hola Mariajesús.
Si lo mas insignificante a veces se ocnvierte en lo mas trascendente.

Tienes mucha razón.
Un abrazo.

Enry Baskerville ha dit...

Un bon relat Montserrat. La circumstàncies han canviat, però en l'educació hi va haver errors, hi ha errors i els habrá.Antes massa disciplina, ara massa permissivitat. ¡On hi ha el punt idoni? ...

Tot i que el contrast de moltes coses de temps enrere, es fa patent en els temps d'avui; era el normal educar la nena amb obligacions diferents dels homes, per sort en aquest punt s'ha avançat mig pas ..
¡Temps difícils els de la post guerra i temps difícils el que se'ns acosta ...
Et superes cada dia més en la teva forma d'expressar.
Molts petons

Montserrat Sala ha dit...

Hola Anna: Mira noia,m'has arribat al ánima: Em quedo amb la última frasse. jajaja!!! Peró si es coneix una mica , només una micarrona de rès, ja estic contenta.

L'educaió del fills en la austeritat, es una assignatura pendent de molte families i veurem el qeu passa tal i com estan les coses!!!Gracies pel teu comentari. Un petó, guapa!

Anònim ha dit...

Eres una caixa de sorpreses amiga...
M'encanta aquesta narració, és un poc trista, però supose que abans s'educava així a les filles, mentres els fills podien fer el que volien...
Montserrat, escrius molt be!!!
Abraçades amiga!

Eastriver ha dit...

M'ha agradat molt, Montserrat, paraula. M'ha agradat posar-se a la ment de la nena... gairebé la puc veure saltant, corrents, baixant pel tobogán de la barana, arribant feixuga carregada amb l'oli i les patates... La he vista, Montserrat, i per això és un bon relat.

També he percebut la seva conformitat, el no queixar-se gaire, el no entendre del tot el món, observar que els germans són uns afortunats, però l'hora de la crítica encara no és arribada quan un té deu anyets.

També la nena saltant a la corda i els dos crits de la mare... al primer ningú anava a casa, però del segon no es podia passar...

Molt bo i molt tendre. De veritat.

Montserrat Sala ha dit...

GRacies Remei per les teues paraules, tan amables i considerades. Em sap greu desaberte, peró la tecera part, no la he escrita pas encara, tot i que la conec. No vull deixar mes coses a mitjes. M'he de dedicar a acabar al serie de los Viejos Viajes.

Una braçada del ós.

Montserrat Sala ha dit...

Ramón: Em fas molt contenta, amb tot el que em dius.
moltes gracies maco,has estat massa generos, però mira; avui t'ho aceptaré
jajaja!!!

Reb una fotíssima abraçada

Myriam ha dit...

voy a la continuación

Myriam ha dit...

Aquí te comento: que injustica que los varones no colaboraran ni para cortar leña....

Montserrat Sala ha dit...

Siiii!!! pero mira todo el mundo lo aecptaba y no habia nada que decir.
Y tan felices todos.
Ahora las mujeres tenemos mucha ayuda y estamos siempre quejosa,
jajajaja!!!

Te envio un abrazo virtual y otro de real. (por ser fin de semana)!!!