LOS VIEJOS VIAJES

LA SALIDA

Vivimos los últimos dias del mes de Julio. Después de varias reuniones,con Joan Riba, ya lo teníamos todo claro. Con la casita de plástico, las ruedas con ganas de correr en dirección a unos dias felices, con las bodegas llenas de comida que previamente, habíamos comprado en Makro, (que no cerraban hasta las 10 de la noche), y así poder hacernos con todo. También hubo que preparar las distintas monedas de los países que íbamos a visitar: Seis en total.
Por consejo de Joan Riba, compramos un libro, que nos recomendó y con razón ,que se llamaba “Europa Touring”. Fue un acierto pleno, nos sirvió,un montón de años, hasta que las carreteras y los enlaces ya habían cambiado, y construidas muchas más autopistas, que por aquellos tiempos proliferaron.
En las fechas indicadas, encontrábamos, mucho trafico, al pasar la frontera. Pero entonces, empezamos con la tradición de cenar antes del control aduanero, en un buen restaurante catalán, como despido de comer en restaurantes, hasta la vuelta, que haríamos lo mismo. Todos pensamos que era una buena idea, y así se hizo por siempre más.
Emprendíamos la marcha hacia las 6 0 7 de la tarde, Una vez que nos habíamos despedido de abuelos y hermanos, parábamos a cenar, seguíamos un buen trecho, y corríamos tranquilos dos o tres horas más, y que como ya era una hora
mas avanzada, pasábamos sin atascos, con el aire mas fresquito y sin otras dificultades, dignas de mención.
Dormíamos en las áreas de descanso, y cuando amanecía el día, despertábamos con un alegría, y una ilusión, grandes. Por sabernos, solos para disfrutar de la compañía mutua, que a los cinco nos hacia mucha falta, para poder jugar y cantar mucho. Ademas en aquel primer viaje fuera de nuestras fronteras, era muy deseado. En aquellos años, no se viajaba como ahora: que vá!, y nos sorprendíamos, casi con todo. Lo primero, fue la sensación de limpieza y orden,que daba todo. (afortunadamente, aquí y ahora, ya se ha llegado, a este mismo nivel.) Pero entonces, éramos completamente huérfanos de estas sensaciones, y mirábamos todo con unos ojos, sorprendidos, de ver los campos peinados con gomina. las casas limpias y sin cortinas para poder observar si te venia en ganas, la vida de aquellas gentes, limpias y bien puestas. todo era maravilloso. Para dos o tres días,salíamos con comida cocinada en casa. La caravana, teníamos una neverita, que funcionaba bien, y guardar en Tupperwares, comprados a la medida. no fue ningún problema.
El primer dia de ruta, atravesamos el sur de Francia hasta Grenoble. Seguirá...